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Durante los últimos ocho años, Nevada se ha vuelto cada vez más demócrata. Si bien sus votantes apoyaron a George W. Bush en el 2000 y el 2004, el estado eligió al presidente Obama por un margen incluso mayor al del país en su conjunto en el 2008 y 2012. Por lo que resulta curioso que Hillary Clinton no esté muy por delante de Donald Trump en este estado. El último pronóstico de FiveThirtyEight sitúa a Clinton en el 47% y a Trump en el 45%.
¿Están equivocadas las encuestas que muestran un margen tan estrecho? ¿O el estado ha sufrido cambios desde el punto de vista político?
En todo caso, habrá que esperar menos de una semana para saberlo con certeza, sin embargo, la votación temprana en Nevada permite pensar que Clinton está relativamente a salvo en este estado.
Nevada constituye quizá un caso único entre los estados que permiten votaciones tempranas porque publica información sobre la afiliación política de las personas que votan antes del día de elecciones. La mayoría de las personas del estado vota anticipadamente y las reglas de votación anticipada no han cambiado, por lo que las elecciones del 2012 pueden utilizarse como punto de comparación. Eso significa que podemos conocer si un partido está votando en grandes números, al mismo tiempo que permite determinar si dicha ventaja permanecerá hasta el día de las elecciones. Naturalmente, es posible que el voto temprano pueda inducir a error, por lo que debe observarse cierta cautela.
Aun así, han votado muchos más demócratas que republicanos en las elecciones tempranas. El martes por la mañana, los demócratas registrados habían emitido el 43% de los votos anticipados y ausentes y los republicanos registrados sólo el 37%. Los demócratas tienen una ventaja en el número de votos brutos de más de treinta mil de los más de quinientos mil votos emitidos, que es aproximadamente el 50% de todos los votos emitidos en la elección presidencial del 2012.
De hecho, la tendencia de los votos anticipados se parece bastante a la del 2012. Después de una semana de votaciones anticipadas en 2012, los demócratas constituían el 45% de los votos tempranos y los republicanos, el 37%. Dichos números se mantuvieron a lo largo de la segunda semana de votaciones tempranas y hasta las elecciones generales. Los demócratas tenían una ventaja de siete puntos después de la votación temprana ese año y una ventaja de seis puntos después del escrutinio de todos los votos emitidos. El hecho de que los números del registro no hayan cambiaron demasiado después de la votación temprana no debería sorprender a nadie, porque los votantes ausentes y adelantados representaban alrededor del 70% de todos los votos emitidos.
La similitud con el 2012 con respecto a los primeros datos en Nevada se trata de una buena noticia para Clinton. Obama ganó en el estado por 7 puntos (o más o menos la ventaja del partido demócrata en el registro de aquellos que votaron). Durante el último mes, algunas encuestas le dan a Clinton una ventaja similar, sin embargo, el pronóstico actual basado únicamente en encuestas de FiveThirtyEight le otorga una ventaja entre uno y dos puntos porcentuales en Nevada. Si Trump perdiera en Nevada, el modelo que se basa sólo en encuestas le da únicamente un 9% de probabilidades de ganar las elecciones. Es un estado que Trump está obligado a ganar, así como la mayoría de los estados “oscilantes”.
Siempre existe la posibilidad de que algunos demócratas voten por Trump o que los votantes no afiliados se decidan en su mayoría por él. Sin embargo, los cálculos – según estimó el reportero de Nevada, Jon Ralston– casi no favorecen a Trump. Se espera que la mayoría de los demócratas voten por Clinton y se espera que la mayoría de los republicanos voten por Trump, lo que permite a los demócratas aprovechar su ventaja en la afiliación partidaria de los votantes anticipados.
Cabe señalar que no sería una sorpresa que las encuestas de Nevada estuvieran equivocadas. Las encuestas pronosticaron notoriamente la derrota del demócrata Harry Reid en las elecciones al Senado en el 2010, y subestimaron el margen de Obama en el estado en el 2012.
Dichos errores quizá tengan que ver con la dificultad para realizar encuestas entre la población hispana, que conforma el 15% de todos los votantes del estado. Como David Wasserman ha señalado en FiveThirtyEight, los latinos parecen estar votando en gran número en todo el país en el 2016. Si resulta difícil encuestar a los latinos en Nevada y estos se están movilizando para ir a votar, las encuestas en el estado podrían parecer nuevamente demasiado republicanas, ocultando la ventaja de Clinton.
Ralston, quien acertadamente predijo las victorias de Obama en el 2012 (con base en la votación temprana) y Reid en el 2010, considera que las encuestas se inclinan demasiado hacia los republicanos, si se toman en cuenta los primeros datos de la votación. Según me ha dicho: “He seguido de cerca los primeros datos de las votaciones durante algunos ciclos y predicen mucho en Nevada: la victoria de Obama en el 2012 y la ola roja del 2014. A menos que las tendencias electorales actuales sean realmente fuera de lo común, Trump está casi acabado aquí”. Si Trump está terminado en Nevada, pierde seis votos electorales en una carrera que probablemente no puede darse el lujo de perder.